En Linz Matthias cambió la cadena vieja y desgastada según las recomendaciones de nuestro mecánico de bicicletas. Así que nada debería interponerse en el camino. Nos esperaba una continuación perfecta… pero, oh choque, cuando empezamos a pedalear, Düsi crujiá terriblemente. Nos asustamos y temíamos por nuestras coronas, la cadena y el Düsi entero. Gracias a Dios que nuestro ángel de la guarda no nos dejó encontrar la cyclovía Traunradweg, así que no corrimos a través de la ciudad por el río sino que llegamos directamente al centro y paramos frente a un panadero. Mientras Katharina estaba tomando un refresco, Matthias extendió la cadena muy apretada por un doble eslabón. Ahora debería quedar como nuevo … Pero la cadena colgaba y se podía pedalear aún menos que antes. Perdidos, nos sentamos en el asfalto y discutimos cómo proceder cuando nuestro ángel de la guarda volvió a ayudarnos. Una señora que pasaba nos dijo: “Probablemente necesiten un mecánico. Si bajan por la zona peatonal y luego giran a la izquierda llegarán a una tienda de bicicletas”. Seguimos la recomendación y encontramos allí probablemente al mejor mecánico de bicicletas de todo Traun. A pesar de la falta de personal debido a las vacaciones, se tomó su tiempo y no sólo resolvió nuestro problema en pocos minutos, sino que también nos explicó qué tornillos hay que girar para ajustar la posición de la rueda trasera a la longitud de la cadena - obviamente un experto. Muchas, muchas gracias a Zweirad Sturm!
Mientras tanto, ya eran las 14.30 horas. Ahora era el momento tomarse prisa si queríamos recorrer todavía los 90 km hasta Nussdorf en lago Attersee. Allí podimos pasar la noche en el piso de vacaciones de la abuela de Katharinas. ¡Muchas gracias, abuela! Pedaleamos rápidamente - al final acortamos la cyclovía con el camino más corto sobre la carretera principal. A las 21.00 horas entramos en Nussdorf y - sudados y en traje de bici - comimos en la cervecería de lujo del pueblo una rica cena. Como es costumbre en la región Salzkammergut, todos los demás restaurantes tenían cocinas sólo hasta las 9 de la noche, así que fue el único lugar que encontramos abiertos.
Al día siguiente nos despertamos tarde. Mientras tomamos un agradable desayuno en el balcón con vista al lago, decidimos que este lugar es tan hermoso que teníamos que quedarnos un día más. Descansamos, hicimos las tarjetas de agradecimiento de nuestra boda y seguimos el orden de la abuela de vaciar la refrigeradora :-).