Tierra del Fuego - o cómo un pedazo de tierra con viento llegó a tener un nombre humeante

Ushuaia - Bienvenidos al fin del mundo! Bienvenidos a Tierra del Fuego, Argentina, Sudamérica! Las primeras impresiones del segundo continente de nuestro viaje no quieren encajar en las imágenes que un centroeuropeo normalmente tiene de América del Sur en la cabeza: no hay niños en la calle, ni mendigos miserables, ni historias de robos o asesinatos, ni otros crímenes, ni casitas chuecas al punto de caerse - y si existirían el viento se los llevará de inmediato -, ni siquiera hay basura en las calles. Incluso para llegar a la Pampa Patagónica, que es conocida entre los ciclistas por sus fuertes vientos, hay que recorrer desde Ushuaia unos kilómetros y unas subidas. Más bien, uno es recibido por una ciudad limpia, turística, cuya calle principal se asemeja a los centros de deportes de invierno austriacos. Está rodeada de montañas nevadas y una pintoresca bahía (eso que si, no es como en Austria, ya que no hay mar …). Los alrededores invitan a practicar el senderismo y a observar pingüinos en verano o a esquiar en invierno. …pero también hay los imágenes en la cabeza que se muestran de inmediato ser ciertos: la música animada con mucho ritmo, la hospitalidad de la gente de Tierra del Fuego y el amor de los argentinos por la carne en general y por la parrillada en particular. Asado o parillada se llama la forma sociable de la preparación de carne en Argentina y para hacerlo muchos poseen de una chimenea de ladrillo o de un chulengo. (La cria del guanaco también se llama chulengo). El chulengo consta de una parte central en forma de barril, que puede ser cerrado como protección contra el viento y para una mejor conservación de la jugosidad, cuatro patas y un tubo de chimenea. Se dice que por estos elementos y su aparición se parece a la cria del guanaco. Tuvimos la suerte de encontrar un anfitrión muy amable en cada una de las dos ciudades de Tierra del Fuego - Ushuaia y Río Grande - asi que pudimos conocerles con sus respectivos caracteres y alrededores durante varios días. También nos introducieron al arte del Asado. Muchas gracias María y Marcos!

Ushuaia está fuertemente influenciada por el turismo. También nosotros hicimos un tour. Observamos cormoranes, lobos marinos y pingüinos en un cómodo giro de navegación. Después casi nos hundimos en el páramo durante la caminata a la hermosa Laguna Esmeralda. Además fuimos en bicicleta hasta el punto más austral de todos las carreteras argentinas y nos informamos sobre la historia regional en el museo local. Cortometrajes en blanco y negro muestran allí no sólo la población indígena originaria de la región y las primeras exploraciones en las montañas del padre jesuita Agostini, sino también cómo el castor fue traído orgullosamente desde Canadá en los años 50. El esperado éxito económico con la producción de carne y pieles del castor nunca llegó, pero la superpoblación actual se ha convertido en una amenaza para el bosque.

En Río Grande es absolutamente diferente den comparación con Ushuaia. Allí no se nota mucho la popularidad turística del fin del mundo. La ciudad vive de la industria - especialmente del ensamblaje de equipos técnicos - y de los programas de poblamiento del gobierno argentino en la segunda mitad del siglo pasado. Es acogedora y tranquila, pero poco atractiva en el sentido turístico. Los residentes están encantados y muy amables con los pocos visitantes que llegan allí. Estábamos justamente cuando había la anual Fiesta del Robalo, para la cual una parte de la población de la ciudad se reúne durante dos días en la playa de la ciudad. Fuimos invitados por el pescador aficionado José a un Choripan fresco y casero (pan blanco con salchicha caliente del Chuengo) y por nuestro anfitrión Marcos a la parrilla de cordero. Con él también visitamos el museo de la antigua misión jesuita sobre la historia de los indígenas y las misiones en Tierra del Fuego. Se encuentra en las afueras de Río Grande. Además, pasamos juntos una tarde sociable con juegos de billar y recibimos una introducción a la música argentina.

¿Y cómo se pedalea en Tierra del Fuego?

¿Y finalmente de dónde viene el nombre de Tierra del Fuego?

Ni los interesantes museos ni nuestros simpáticos anfitriones nos explicaron cómo su pedazo de tierra había recibido su nombre humeante. Katharina encontró la explicación en la guía de viajes de Stefan Loose-Chile: “En el archipiélago sur de Tierra del Fuego, los nómadas yaganes se movían en canoas, cuando buscaban mariscos y pescaban. Son ellos los verdaderos padrinos de la isla, porque siempre llevaban fuego en sus canoas. Cuando Fernando de Magallanes, en busca de un paso entre los mares, desvió estas islas en 1520, vio los fuegos y nombró a la isla Tierra del Humo. El rey español Felipe II la rebautizó como Tierra del Fuego”.

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